Padre Carlos Mancuso
- Por Dante Mario Cavallini
- Jan 29, 2020
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El Enemigo del Diablo estudió en Gándara y fue sacerdote en La Merced de Chascomús. Cura exorcista que estudió en el Colegio San José de Gándara.

Nacido el 8 de febrero de 1934 en la ciudad capital de la provincia, La Plata. Su infancia la vivió en el barrio Los Hornos para entonces, populoso y humilde. Educado por padres que lo ofrendaron a Dios al nacer y al ser bautizado, Carlos Alberto Mancuso demostró vocación por servir a Cristo desde muy pequeño, junto con un sentimiento de aberración al demonio, el enemigo de Dios. Por entonces nuestro Distrito Chascomús, pertenecía a la Diócesis de La Plata, por lo que dentro de su jurisdicción se encontraba el Seminario San José, donde se formó como Sacerdote en la localidad de Gándara, junto a quienes posteriormente fueron y son, destacados Sacerdotes y Obispos entre ellos Maccarone que lo fue en la Diócesis Chascomús o el O bispo de general Pueyrredón con asiento en Mar del Plata, entre otros. Su primer destino pastoral lo ejerció en Nuestra Señora de los Dolores de la localidad de Dolores y posteriormente en nuestra Parroquia, ahora Catedral de Chascomús, Nuestra Señora de La Merced, después de egresar en 1962 en Gándara. Hoy el Padre Carlos Mancuso es mundialmente conocido por su Carisma de Exorcista, como Jesús y sus Apóstoles según las narraciones de la Palabra Sagrada de los Santos Evangelios; expulsa al Demonio de seres que ha poseído, mediante las prácticas aceptadas por la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, desde muy joven. Incluso en nuestra ciudad es donde pudo comprobar que aquella curiosidad juvenil, se había transformado en una vocación; y la vocación en la Fe, sabemos que es un Carisma a ejercer por Gracia de Dios, para Su Gloria. “Cuando seminarista, muchas veces me preguntaba qué función podría yo ejercer como sacerdote. Leí mucho sobre temas como Esoterismo; Espiritismo, Masonería, Posesiones diabólicas, pero ser Exorcista… ¡Jamás me lo imaginé!” confiesa. En 1950 en una capillita de su barrio platense, vio un caso muy curioso donde una mujer que denotaba alteraciones y una voz diferente a la suya, salía de su boca reprochándole Porqué hablas con el sacerdote”, pero cuando éste la roció con agua bendita, cesaron los gritos y las convulsiones de su cuerpo y en su alma. Siempre bajo jurisdicción del Arzobispado de La Plata, cumplió tareas sacerdotales en ésa ciudad en Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y en la de San José en calles 6 y 64. Allí había un sacerdote español exorcista, llamado Antonio Salguera, entonces Exorcista Oficial de La Diócesis La Plata. “Mis primeras experiencias en el carisma, fueron acompañando al padre Salguera junto con otros cuatro sacerdotes que lo asistíamos en los exorcismos, orando. Lo curioso, es que todo el tiempo, el Demonio no dejaba de mirarme… los otros curas me dijeron entonces que la cosa era conmigo, que el Diablo se dirigía a mi… mucho tiempo después descubrí el porqué. El maligno ya sabía que luego del padre Salguera, yo sería su peor enemigo en la Diócesis” afirma. La ceremonia siempre las realizó en una habitación destinada exclusivamente para el fin, bastante amplia para una sesión que dura unos 30 minutos. Está prohibido presenciarla por otra gente que no sea el afectado, su acompañante, el sacerdote y su equipo. Según explica este Cura en su libro “Mano a Mano con el diablo” de Editorial Sudamericana: “La reserva es para respetar a la persona afectada en un momento tan penoso en el que es seguro que no desea estar expuesta a la curiosidad de extraños”. Mancuso detalla que en las ceremonias recibe la colaboración de entre 15 y 20 ayudantes que sostienen el cuerpo de la personas endemoniada. “Acudo a cuatro o más hombres que lo sujetan boca abajo cuando es necesario, en particular, cuando el endemoniado se muestra propenso a escupir, extendido sobre una frazada, impidiendo que el paciente haga ningún tipo de fuerza. Sin esa ayuda, sería imposible realizar la ceremonia. Porque es impensable que el demonio quede apacible, sentado, esperando ser expulsado del cuerpo que tomó.” Este padre exorcista aclara que “los demonios no siempre se van la primera vez. A veces hay que esperar meses o años. La gente me dice que la persona quedó peor que antes y yo les respondo que no sean impacientes. Yo no les prometí el éxito inmediato. Sé lo que tengo que hacer, pero es Dios el que dispone en qué momento se va a liberar”. El padre Mancuso, que pudo aprender del padre Antonio Salguera, exorcista de la diócesis de La Plata y después empezó a utilizar una oración del padre Amorth, exorcista del Vaticano. A medida que la rezaba “los endemoniados no la resistían. Entraban en crisis”, sostiene, y continúa: “Eso me advirtió que esa oración me servía como test para confirmar si estaban poseídos”. El padre Mancuso considera que, en la actualidad, aumentan los endemoniados, no las consultas. Esto se debe a que “la gente consulta cada vez más lugares oscuros. Se relaciona con la fuerza del mal, digamos. Ellos han provocado esta situación con prácticas satánicas, vinculadas con los espíritus malignos que, como dice la Biblia, están dispersos por el mundo para la perdición de las almas”. “El Demonio entra en las personas, cuando éstas han ejercido la Hechicería, Magia Negra o ha participado de sesiones peligrosas como de Espiritismo y Umbandas. Todas producen infecciones espirituales y males a quienes se acerquen. Quienes no practican éstas costumbre, tienen poco riesgo de ser poseídos”. Sostiene. El padre Carlos Mancuso fue designado por Monseñor Héctor Aguer oficialmente como el exorcista de La Plata. Según Mancuso, tendría que haber un padre exorcista por diócesis, “Pero lamentablemente hay muy pocos. Tendría que nombrarlos el Obispo, pero no los nombran. Quizá porque no tiene a nadie preparado o porque piensa que en su Diócesis no hay muchos casos. Lo cierto es que acá vienen a verme personas de todas las latitudes de nuestro país y hasta de países vecinos” afirma. La práctica exorcista, está reservada dentro de la Iglesia Católica, a Sacerdotes, Obispos y el Papa. Recordemos que Juan Pablo II supe exorcizar como Papa. A la persona endemoniada se la pone en el piso sobre una manta. Se la sujeta muy bien, pues sus movimientos son muy fuertes, bruscos y peligrosos. Cuando el Padre Mancuso se planta ante ella, con parsimonia llevando el crucifijo y agua bendita en sus manos, los poseídos comienzan a insultarlos con fuertes epítetos, se atragantan, tienen convulsiones y hasta muchos llegan a vomitar. En la sesión, el sacerdote lee y pronuncia Oraciones de Dios, ordenando al demonio deje se retire de ésa alma, la libere ella no le corresponde y deje definitivamente a la persona en paz. “El exorcismo no se parece en nada a lo que muestran las películas que han difundido tanto el tema. ´El Exorcista´ es pura ficción. Los espíritus no levitan, ni vomitan verde, ni retuercen el cuello… eso es toda ficción. En la película ´El Exorcismo de Emily Rosse´ hay mayor similitud con la realidad. Tampoco se expresa en lenguas extrañas, pasa que a veces no se entiende muy bien por su arrebato y emoción, sacado de sí. Pero no hay legua misteriosa”
En su opinión, un agnóstico o un ateo son mucho más vulnerables ante el demonio: “Porque el demonio nos estudia a cada uno personalmente. Y la inteligencia de los demonios, que son ángeles caídos, es más penetrante que la inteligencia humana, ellos nos van siguiendo los rastros, saben con qué nos pueden tentar, las debilidades, los gustos y preferencias, y por ese lado ellos atacan. Se cuenta en la vida de los padres del desierto, en el silgo III o IV de la era cristiana, en África del Norte o en Siria o Palestina, ahí vivían, y que un demonio le decía a un padre lo que hacía, si el padre comía, él no comía, si duermes, yo no duermo, es decir que se fatigaba el padre en muchas cosas y él no necesitaba fatigarse, mientras el padre se fatigaba él estaba preparando los lazos para hacerle caer. Porque ellos no tienen otra cosa qué hacer. El demonio lo que está haciendo ahora es ponernos palos en la rueda para hacernos caer, porque él odia a Dios pero no le puede hacer nada, se la desquita con el hombre que es la imagen de Dios sobre la tierra. Se presenta en forma de ser humano, otras veces se presenta en forma de animal, en un perro negro, la gente le tiene miedo al perro negro porque tiene la forma del demonio. O se presenta en forma de otro animal. Yo recuerdo haber leído siempre que tiene la forma de un perro que ataca al ser humano. O si no en forma de hombre, ese conocimiento me lo reporta la gente que habla conmigo, un muchacho que había hecho un pacto son Satanás y éste le había pedido la vida de un ser querido, tenía que matar a un niñito de 2 años; porque el demonio se satisface así y el muchacho le dijo que no. Entonces el demonio dijo que no lo quería más y le pegó en la nariz, y tenía hinchada la nariz y yo le pregunté qué le había pasado y me dijo que le había pegado el diablo. Y le dije que no lo comente porque la gente iba a pensar que estaba mal de la cabeza. Porque la gente no cree que el diablo pueda pegar un puñetazo como lo hace un ser humano” afirma.
“Para el exorcismo hay dos cosas a tener en cuenta. Hay un rito fijo del Papa Juan Pablo II; que en 1992 sacó un nuevo ritual; pero los exorcistas le tenemos más confianza a un ritual latino que es de 1614, porque se ha usado muchas veces y ha dado resultado. Y este nuevo no ha dado los resultados esperados. Por otro lado, también es cierto que grandes santos de la historia, como San Juan Bosco o el padre Pío de Pietralcina, ellos con una sola orden que le daban, el diablo se mandaba a mudar”.
Alguna vez al Padre Carlos Mancuso se le preguntó ¿Qué es el infierno? Y su respuesta fue: “Es una cosa tan horrorosa que cuando me pongo a pensar, yo que soy medio calvo, los cuatro pelitos de mi cabeza se me ponen de punta de sólo pensar en el infierno. Yo lo tengo que hacer porque es mi profesión pero no le aconsejo a nadie que lo piense con seriedad, porque es el castigo eterno que nunca cesa ni acaba. Un ser que está alejado de sus seres queridos, de la felicidad que los otros fueron a descansar con Dios en el cielo y él está siempre en compañía de Satanás y de los demonios y sufre cosas muy feas como el fuego, que no es el fuego de la tierra, y pasa hambre y sed, horrores, es una cosa inimaginable. Y hay una cosa para decir que la gente no lo sabe: Dios no hizo el Infierno, lo hizo el diablo cuando se alejó de Dios, hizo su propia morada y Dios no interviene en la vida de los demonios. No es que no tenga la capacidad porque Él puede hacer mucho, pero lo deja estar y que el demonio viva su muerte. Eso es morir una muerte inmortal. Y aun así, el demonio dice que si vuelve a nacer se opone de nuevo al Plan de Dios. Por eso cuando empezamos a hablar sobre el origen del diablo, me van a preguntar una cosa que ningún sacerdote puede certificar, cómo entró el mal en el mundo. Dios no es el autor del mal. Como tampoco es el creador del demonio, Dios creó ángeles, que se alejaron de Dios para siempre”. Actualmente el padre Mancuso se encuentra retirado. Mientras tanto, es reemplazado en la práctica por el Padre Alejandro Díaz, que fue nombrado Exorcista por Monseñor Héctor Rubén Aguer, ex titular de la Arquidiócesis de La Plata.
Dante Cavallini.
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